Elul: אֱלוּל
Sus
letras Alef – Lámed – Vav – Lámed son las iniciales de las palabras Aní Ledodí Vedodí Lí que se encuentra en Shir HaShirim
6:3 que dice: “Yo soy para mi amado y mi amado es para mí”.
Esto se trata sobre la novia cósmica que se une con Hakadosh Baruj Hu
Este mes trata
sobre una Sefirá la cual es la Maljút que dicho en otras formas, no es más que
la Biná Interior.
Profundizando en
la Sefirá de Biná, cuyo valor numérico
es 67, encontramos que la Maljut (Bina interior) es la enmienda de la Biná,
pues la misma se debe elevar a la superior y hacer la reunificación, ya que ésta
nunca debió separarse. Es decir, en modos prácticos, debemos tomar lo más bajo
de nosotros o aquello que nos hace dominar por nuestro mal instinto para llevar a cabo una rectificación de nuestra
manera de pensar, y de esta manera de lo más bajo surgimos a las buenas
acciones por medio de una rectificación para así alcanzar la plenitud de una
mente sana, pues en ella es donde se asienta el ama.
Si entendemos
cuán grave es cada profanación, entenderemos la necesidad de hacer Teshuvá. Es
por ello, que es necesario estudiar y aplicar el Tikún de la Biná, debido a que
ésta nos llevará a la Teshuvá genuina.
El mes de ELUL se sostiene por Tres pilares fundamentales
los cuales son:
1- Teshuvá: El
arrepentimiento de aquellas malas acciones que te han llevado a los más bajo.
Por consiguiente, necesitas la rectificación del verdadero entendimiento.
2- Tefilá: La plegaria es
un pilar tan necesario como los demás, es la que te conecta con el Creador
mismo.
3- Tzedaká: Es el acto de
Caridad. Tzedaká viene de la raíz Tzedek que significa Justicia. De tal modo
que cada quién debe practicar e impartir la justicia para con su prójimo.
Acerca del último
punto, HaShem pone a prueba a cada uno y nos enseña una agradable lección. En
determinadas ocasiones muchas personas se han preguntado por qué el Rico es Rico y por qué el Pobre sigue siendo Pobre. Cualquier
situación, es una prueba que pone el Creador para practicar el acto de Justica.
El rico en su abundancia debe saber que lo que posee realmente no es de él,
sino que Hashem se lo ha concedido, no por el fruto de su trabajo (hombre),
sino porque Hashem es quien le otorga fuerzas para hacer riquezas. Por
consiguiente, el que posee grandes riquezas deberá dar Tzedaká con la alegría y
toda la buena intención a los necesitados.
La lección que
tuvieron nuestros padres con la experiencia del Man (Maná) en el desierto, nos
otorga otra enseñanza en cuanto a la Tzedaká.
Milagrosamente el
Mán aparecía en la puerta de la tienda de cada Yehudí. Sin embargo, existieron
algunos que se destinaban a guardar el 20% para conservarlo para el día
siguiente pues sentían dudas si al amanecer no apareciera nuevamente. Cual sea
el caso, al otro día el Man guardado estaba podrido, no se podía comer. En
otros hechos, debido a sus malas acciones el Man les aparecía cada día más y
más lejos a unos 20, 40, 50 metros y más… Por consiguiente, cada mala acción es
perjudicadle para nuestra prosperidad espiritual y física, y si no entendemos
que las fuerzas para adquirir nuestras riquezas viene de HaShem, entonces
nuestro Man estará mucho más lejos de nuestro alcance. Es por ello, que la
Tzedaká debe ser la cotidianidad de nuestras vidas que no es más como tratamos
anteriormente, es hacer y practicar la justica.
Así que queridos
Javerím, en este mes de Elul debemos aplicar estos tres pilares fundamentales
para lograr una conexión directa con HaKadosh Baruj Hu.
Daniel I. Ginerman
Carmiel, Israel