miércoles, 1 de enero de 2014

SOLO BASTÓ UN INSTANTE PARA PERDER TODO

El pasado 8 de Noviembre el centro de Filipinas vivió una tragedia causada por el paso del Tifón Haiyán el cual dejó más de 6.000 víctimas mortales y alrededor de 1.500 desaparecidos.

Muchos habitantes de Filipinas tenían sus casas en las que podían llegar para convivir con sus familias. Negocios, empresas, u otras pertenencias poseían para satisfacer sus diversas necesidades. A diario seguían la rutina, pues al parecer todo era normal, lo de siempre. Hasta que llego un momento. Ese que no te da tiempo ni de pensar o elegir, sólo actúas por instinto. El instante en el que lo tienes todo pero en cuestión de minutos, ya no tienes nada. Así sucedió en este país. Un Tifón azotó varias ciudades ocasionando perdidas humanas y materiales. Sólo bastó unos minutos para generar el desastre y, bastó sólo un instante para perderlo todo.

Hoy día las personas se afanan para conseguir algún puesto de trabajo, estudio, un negocio, entre otras ocupaciones que les pueda generar dinero (en su mayoría), o conocimiento. O, sucede también que desean adquirir una casa, teléfono o cualquier cosa que puedas imaginar. De los más pequeño a lo más grande. Pero una vez más que lo consiguen, se vuelven esclavos de lo adquirido.

El apego a lo material, que es el mismo apego al mundo presente, es la causa de muchos lamentos, desespero, y hasta suicidios. Pues sucede que hoy podemos tener algo, creernos dueños, pero en el mañana, todo puede desaparecer.

Algunas vez nos hemos preguntado ¿quién nos da la fuerza para realizar diversas acciones? Nos creemos dominantes al poder “lograr” muchas metas u objetivos, pero podemos detenernos por un momentos y resolver la incógnita de ¿Quién nos da esta fuerza?

En los 10 Recuerdos Diarios que recitamos cada día, la declaración del número 9 nos da la respuesta que necesitamos. Así dice: “Recordarás (activarás en ti) al Eterno, tu Dios, porque él es el que te otorga fuerzas para hacer riquezas...” (Deuteronomio 8:18). Y es allí donde está el secreto. Si activamos en nosotros a diario que es Dios quien nos provee las fuerza para obtener todo lo que poseemos, entonces no nos preocuparemos, ni lamentaremos en sobremanera si perdemos todo. Pues si tu agradeciste y activaste en ti este “recuerdo”, aunque pierdas todo, el te volverá a proveer una y otra vez.

Así que debemos activar en cada uno de nosotros esta promesa, para soportar cualquier pérdida que nos pueda ocurrir, como el hecho lamentable de Filipinas (El Creador no lo permita). Es obvio que nuestros sentimientos estarán presente, y de igual modo, sentiremos cualquier tipo de emoción. Pero lo importante es tener presente al Eterno para que ante cualquier prueba que atravesemos, él nos brinde de esa Fuerza que tanto necesitamos.



Hebert Ruiz

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