miércoles, 20 de noviembre de 2013

La plegaria correcta

La Plegaria correcta

Insaciables peticiones realizamos al Creador, bien sea, en un momento de agradecimiento, ayuda, duda, miedo, y entre otros casos, acudimos a Di-s. Es que sabemos y estamos seguros de que él escucha nuestras peticiones, y aún más si se trata de un pobre, pues ésta irrumpe a través de todas las barreras abriendo camino a la presencia del Eterno. Por ello está dicho en Génesis 22:26: … Y acontecerá que cuando clame a mí, Yo lo escucharé pues soy misericordioso.

Muchas veces expresamos nuestras oraciones a los apuros o incompletas, pues consideramos que como Di-s conoce las peticiones del corazón, sabe nuestros pensamientos, y a pesar de nuestra imprecisión, igual él nos responderá. A pesar del primer planeamiento que es válido, el segundo está un poco alejado de la realidad. Al respecto, no estaría mal preguntarse ¿En realidad estamos pidiendo de la manera correcta?

Yaakov avinu realizó una plegaria a HaShem antes de encararse con su hermano Esav, y de la misma, observaremos cómo Yaakov empleó unas Tefilot en orden y explicativa, de modo que HaShem conociera de su boca lo qué pedía.

 –Oh Di-s de mi padre Abraham y de mi padre Ytzjak, oh Eterno, que me dijiste que retornaría a mi tierra y a mi familia porque serías conmigo, no soy digno de todas las gracias y de la lealtad que demostraste para con tu siervo. Y todo lo que tú has hecho para mí hasta este día, lo hiciste no en consideración con mis méritos, sino en consideración a ti mismo. Porque he aquí que cuando yo primero crucé el Jordán huyendo de Esav, yo estaba completamente solo, pero tú me has mostrado misericordia y confianza en el hecho de que ahora de cruzado con dos compañías.

En primer término, Yaakov prioriza las alabanzas al Todopoderoso. En la misma forma, está estructurada la Amidá, pues cuenta con más de 20 bendiciones al Eterno,  para luego de bendecir al creador, podemos pedir nuestros requerimientos, tal y como lo hizo nuestro Patriarca. Además hay otra lección que nos enseña la Tefilot expuesta, puesto que Yaakov utilizó términos precisos para su petición. Lo percibimos cuando dice: Líbrame te ruego, de la mano de mi hermano, la mano de Esav, porque temo que deba venir y golpearme, y a la madre con los niños.

La precisión de Yaakov fue muy objetiva. –Líbrame te ruego-: Dado que se puede decir que ya fue liberado de la mano de Laván, añadió –de la mano de mi hermano-. Continúa con el término –hermano-, y puesto a que esta expresión abarca todos los parientes, agregó –de la mano de Esav- debido a que podría ser que no necesitara de tal liberación. Por consiguiente, ajusta su precisión y expresa –Porque le temo, pues puede venir y golpearme a mí y a la madre con los niños-. De esta manera cierra una plegaria totalmente llena de alabanzas al Creador, y cubierta de detalles, con la finalidad de que no haya la posibilidad de malentendido y así obtener una respuesta precisa de HaShem.

Es increíble analizar, y comprender cómo nos enseña nuestro Patriarca del modo en que debemos emplear nuestras peticiones. Una lección que sin duda nos instruye a pedir de la manera correcta, pues todo tiene su orden. Es de suma importancia saber expresarnos bien, debido a que las súplicas tienen grados de elevación que se dividen en dos expresiones; las palabras que salen de tu boca y la meditación que emerge de tu corazón. Así enseñó Mélej David cuando concluyó un rezo con las palabras –Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean aceptadas delante de ti-. Peticiones claramente expresadas que van dirigidas al grado inferior, y La meditación del corazón, que se eleva al grado más alto e interno.


De esta manera conocemos cómo debemos dirigirnos al Creador en momentos de plegaria. Asimismo, hay que complementar las peticiones con actos de caridad y justicia –Tzedaká-, puesto que es la base fundamental para completar la Tefilah y así, realizamos Tefilot en orden, precisas y con acción.

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