LA VERDADERA VIDA
En las últimas parshiot del Sefer Bereshit, es nombrada en reiteradas ocasiones la palabra “Jay” (Vida). Y en sus contextos de versos se plantea las posibilidades de vivir: Con Torah y sin ella. Recordemos que en lecciones pasadas hemos traído a referencia las palabras “La Torah es árbol de vida... son caminos de Shalom”. En este estudio nos seguiremos apoyando en ellas.
Al inicio de la Parshá Vayishlaj (Béreshit 32:4), puntualmente en el verso 5, Yaakov les encomendó a sus mensajeros que fueran delante de Esav y le dijeran “Con Laván he convivido”. Es interesante saber que la palabra “Gartí” (Conviví/ He estado) tiene el valor numérico de 613, exactamente el número de Mitzvot que contiene la Torah. Generalmente Yaakov le dijo a Esav, su hermano: -He estado en la casa del hombre más estafador de nuestro tiempo, mentiroso y hechicero (Ver Zohar Vayishlaj), sin embargo, y a pesar de estar en este exilio, no me he olvidado de la Torah y sus preceptos, pues he permanecido o convivido (gartí) con ella.
Yaakov nunca se apartó de la Torah, permanecía en su estudio. Cuando ocurrió la desaparición de Yosef, surgió una preocupación muy grande en nuestro patriarca, a parte del sentimiento de desespero que pueda tener un padre cuando su hijo está extraviado. Pero el Midrash nos cuenta que verdaderamente Yaakov sabía que su hijo Yosef estaba vivo, y que la enorme inquietud de él ahondaba en que si su hijo aún vivía o no bajo los preceptos de la Torah.
La preocupante incógnita la logra responder más adelante en el capítulo 46:30 (Vayigash), en el cual los pasukim de esta sección relata el momento en Yaakov finalmente se encuentra con su hijo Yosef, y le expresa las siguientes palabras: “Ahora sí puedo morir después de haber visto tu rostro pues sé que vives”. ¿Qué vio Yaakov en su hijo? Observo que realmente vivía con la Torah, que a pesar de descender a Mitzráyim,un lugar lleno de idolatría, nunca desistió en seguir los caminos de la Torah, del Árbol de la vida. De este modo, podemos asegurar que nuestro patriarca consiguió realmente la Vida al saber que su hijo jamás se olvidó del Creador, Bendito sea.
Hay varios episodios duros que atravesó Yaakov durante su vida. El primero fue cuando pasó la mayor parte de su crianza con Esav y sus persecuciones. Después vivió con su suegro Laván que lo infortunó alrededor de 20. Más adelante ocurrió el acontecimiento de Dina, y finalmente la desaparición de Yosef. Hasta que por fin llega el momento en que realmente ¡Yaakov Vive! (47:28 Vayeji) Ha encontrado los caminos de Shalom, y además tiene a su alrededor, a sus hijos al servicio de HaShem. Bendice a sus nietos Efraín y Menashé, luego a sus 12 hijos. “Y cuando terminó Yaakov de impartir sus instrucciones a sus hijos, recogió sus pies en el lecho, expiró y fue reunido a su pueblo” (49:33).
Cabe preguntarnos ¿Qué vida tomaremos nosotros? ¿Una vida con Torah o sin ella? No existe excusa alguna que podamos plantear ante el Creador. Fuimos creados o diseñados para su servicio y debemos responder con gratitud todos los días al dedicarnos a la Avodá Hashem, el servicio a Hashem, y seguir los caminos de Shalom. Aunque estemos en este Galut (exilio) tenemos la capacidad de convivir (gartí), y a su vez activar en nosotros los mitzvot para elevarnos antes el Creador. Pues bien, la verdadera vida la encontramos por esta vía: La Torah.
Debemos fijarnos en el estudio de la Torah, y no en llevar nuestra confianza a cosas vanas o materiales, que son pasajeras y no pueden nutrir nuestra vida. Al poner nuestra confianza en Hashem y optar por cumplir sus mandatos, obtendremos un cambio relevante en nuestras vidas y recibiremos la bendición de lo alto, Be'ezrat Hashem que así sea.
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