Trabajar en equipo conlleva a la unión,
y en unidad debemos estar para dedicarnos al Creador.
Di-os le habló a Moisés para que
ordenara al pueblo de Israel, a traer ofrendas voluntarias (“Trumah” Shemot 25:1). La respuesta fue inmediata, pues
todos los israelitas abastecieron con sus donaciones. Tanto así que “el pueblo trajo más de lo
necesario para la obra que ordenó el Eterno”. (Shemot 36:5)
Trabajar en equipo conlleva a la
unión, y en unidad debemos estar para dedicarnos al Creador. Si bien es cierto,
hay decisiones que se toman individuales, sin embargo, es necesario unirnos al
prójimo para emprender la ‘avodá HaShem (servicio).
El aporte de todos para la
construcción del Mishkán (Tabernáculo) fue vital. HaShem ya había mostrado los
planos y todo lo que había qué hacer, solo faltaba un ¡manos a la obra! A unos
les asignaron específicamente su labor y otros colaboraron con su donación.
Dichos ejemplos debemos
aplicarlos a nuestras vidas, puesto que todos tenemos un talento que el Creador
nos ha regalado, y que debemos utilizar y poner en práctica para construcción
en el servicio a Di-s. Hoy día no hay que aportar para un Mishkán tal y como
nos muestra a partir de las parashot T’rumah
y Tetzavé, pero igual sigue por generación perpetua la dedicación al Creador y
el estudio de su Torah.
De modo que, con las herramientas
o talentos que nos dio HaShem, todos tenemos que utilizarlas para impulsar el
buen cumplimiento de los mandamientos y la ‘avodá de manera comunitaria, para así
alcanzar una ofrenda grata al Santo,
Bendito sea.
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