¿Qué enseñanza nos
deja cada parashat?
Es una pregunta que semana tras
semana cada estudioso de la Torah debe hacerse a modo personal y práctico en su
diario vivir, para de este modo aplicarlo como Emet (verdad) a su vida como
Benei Nóaj o Yehudim.
Tetzavé
Shemot 27:20-21
El Midrash comenta que, por lo
general, el aceite que se utilizaba para los alimentos solía ser el mejor y el
primero, dejando el sobrante para las luminarias. Sin embargo, aquí ocurre todo
lo contrario. Las primeras y más puras gotas del aceite las destinaron para la
Menorá dando así el primer lugar para HaShem.
De allí aprendemos que nuestras
necesidades mundanas se deben considerar en segundo orden en relación a lo
espiritual. De la misma forma, dice la Torah: “Ellos tomarán para ti aceite
puro de oliva”, pues así como el aceite no se mezcla con ningún otro líquido,
sino que se separa y eleva, de igual manera nuestro propósito aquí en la tierra
es llevar lo mundano al plano de la sacralidad, puesto que en esta parshat nos
reta a hacerlo, además que Shlomó también lo recalca en Mishlei 20: 27 cuando dice “La lámpara de HaShem es el
alma de la persona”.
El “MAOR” representa la luz de la
Torah como continúa expresando Mishlei 6:23: “Una luminaria es una mitzvá y la
Torá es luz”. En este sentido, nos cuenta el Midrash que los Israelitas dijeron
a Hashem: Ribonó Shel ‘olam, tú que extiendes la luz sobre la tierra ¿nos ordenarás
iluminar tu santuario? -No es para mí, respondió HaShem, sino para la gente que
aún permanece en la oscuridad, a fin de que ésta sea iluminada y conozcan al Creador.
(Midrash, Yalcat 378).
He aquí otro gran reto:
Llevar la luz de la Torah al mundo que nos rodea, pero no como misioneros
molestosos e impertinentes, sino como tal cual es la luz, en silencio pero
impactando a aquellos que viven en oscuridad absoluta como la que vivió Egipto
en una de las plagas, con nuestro diario vivir.
Finalmente, observemos un poco
cómo Shlomó construyó las ventanas del Sagrado Templo (Melajim Alef 6:4): “Y
para la Casa, hizo ventanas anchas afuera y angostas adentro”. Esto sucedió de
esa manera para que la luz de la menorá alumbrara hacia afuera, a fin de
realzar la gloria y el esplendor del Templo a los ojos de quienes lo
contemplaban. Es por ello, que debemos vivir en luz para así iluminar hasta
donde más alcancemos. Quiera HaShem que así sea en cada una de nuestras vidas.
By Audilio Ruiz
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